miércoles, 27 de septiembre de 2017

Un BeBé SieMPRe TRae FeLiCiDaD.



El lunes una amiga nos dio una buena noticia, está embarazada de su tercer hijo.

Con los ojos brillantes y una sonrisa de oreja a oreja, era imposible no felicitarla y darle dos besos por su embarazo.


Muchas felicidades porque éste bebé que está en camino os traerá muchas alegrías.


La verdad es que un embarazo deseado siempre es una buena noticia. Aunque la conciliación familiar y laboral desgraciadamente, aún sea una quimera.


Nosotros tenemos dos hijos, un niño biológico y una niña adoptada. Al niño lo conocemos desde el primer día y a la niña desde los trece meses cuando llegó. De los dos me siento igual de orgullosa, pero con la niña me pasa algo que lógicamente no me ocurre con el niño. Hay veces que me quedo ensimismada mirándola, viendo cómo va creciendo y se va transformando. En esos momentos me acuerdo de su madre biológica y siento pena. Una pena infinita porque por circunstancias de la vida, se va ha perder ver crecer a su hija y no deja de ser paradójico que su desgracia, sea nuestra felicidad. 

Pero lo importante es que a pesar de los baches y ahora mi enfermedad somos una familia feliz. Hemos conseguido crear un hogar para nuestros hijos.

Y así espero que también sean vuestras felices y que sepáis sortear los obstáculos de la mejor manera posible.

Un saludo amigos.


                                                                        Paula Cruz Gutiérrez.

martes, 26 de septiembre de 2017

Un dIA dE cOlOrinEs.


Afortunadamente hay días muy buenos.


Hoy ha sido uno de ellos.

A primera hora nos hemos ido a Madrid porque me tocaba tratamiento. He de seguir con el medicamento de "mantenimiento" cada veintiundias hasta el mes de Junio. Aunque "mi amigo" el cáncer ya no da señales de vida.

El departamento de Oncología del Hospital de la Zarzuela de Madrid, está ubicado en un chalet independiente. En la planta baja esta el mostrador de recepción con las consultas y en la primera planta, enfermería y los boxer de tratamiento. Son pequeñas habitaciones individuales con un sillón para el paciente y otro para el acompañante, un lavabo y una televisión.

Tras la analítica y la consulta, hoy me ha tocado el boxer 2. Mientras me administranban la medicación he contado las horas que he pasado sentada en éstos sillones en el último año. Han sido exactamente  65 horas. Unas las he pasado revuelta, otras adormilada o durmiendo y otras tan mal que tan sólo he podido ver cómo pasaba el tiempo.

Después de salir, hemos subido a la UCI a saludar al personal, con el verano hace tiempo que no veía a algunos de ellos. Justo cuando hemos llegado estaban de reunión de Humanización los dos turnos. No hemos querido interrumpir y tras saludarlos y darle la bolsa de magdalenas que les llevaba para merendar nos hemos ido. Otro día volveremos más despacio para dar los achuchones correspondientes.

Cuando los he visto allí y he visto a mi "amiga", la enfermera que se portó tan mal conmigo el mes que estuve allí ingresada, he pensado que a ella en vez de un curso de humanización deberían darle dieciocho (qué mala soy). Pero en el fondo le estoy agradecida, porque con su actitud, me hizo apreciar mucho más el cariño de todos los demás enfermeros y enfermeras. Muchas gracias de nuevo a todos.

Bravo por ese esfuerzo por humanizar el servicio.

!Podéis imaginaros cómo han terminado la reunión¡.
!Comiéndose mis magdalenas¡.
Y yo, más feliz que una perdiz.



                                                                          Paula Cruz Gutiérrez.







domingo, 24 de septiembre de 2017

Hasta siempre.

Sirva éste texto como un pequeño homenaje a todas aquellas personas que no consiguieron superar la enfermedad y a sus familias que intentan superar su ausencia.
A mi abuelo Luís, a mi tio Antonio y a mi padre.
Para mi querida Vanesa Pedroche Ortíz.



 Todo ha terminado.

Pero no penséis que todo nuestro esfuerzo fue en vano, al contrario. Mis últimos meses fueron felices a vuestro lado, aunque la enfermedad me pudiera y me fuese deteriorando demasiado rápido.

Se que os hubiese gustado haberme tenido más tiempo a vuestro lado, os confieso que a mí también. Pero igualmente os quiero.

Os he querido por cuidarme, por aguantarme cuando estaba de mal humor y por hacerme sonreír.

No sufráis, estoy tranquilo.

Por fin acabaron los dolores, las lágrimas y el desaliento.

Me voy contento, por haberos tenido a mi lado y por haberos amado. Gracias.

Llorad cuanto necesitéis y después, la mejor manera de honrar mi memoria, es siendo felices. Por favor, procurad serlo.

Hasta siempre. Os quiero.


                                                                  Paula Cruz Gutiérrez.

jueves, 21 de septiembre de 2017

No Mal Interpretemos Mis Palabras.

No deseo que haya personas que malinterpreten mis textos, y lleguen a la conclusión de que con ellos doy una definición un tanto bucólica de mi enfermedad. Nada más lejos de la realidad.

Es cierto que mis textos no son textos al uso, de alguien que está pasando por un proceso cancerígeno y no sabe cuál será el desenlace final.

Pero también es cierto, que yo he querido plasmar sobre el papel mi manera de ver y de afrontar el cáncer. Por mí y por si mis palabras pueden ayudar a otras personas.

Normalmente suelo escribir los días que me encuentro mejor, porque los días en los que no me encuentro bien, no tengo ganas de hacer nada. Estos días suelo dejarlos pasar a la espera de que lleguen otros en los que me encuentre mejor. Aunque pasen despacio, pasan. Y amanece otro día y aunque en principio prometa ser igual que el anterior, al final cambia a mejor. Porque recibo una llamada o un mensaje que me anima.

Por eso, no quiero que nadie caiga en el error de pensar, que pasar por una enfermedad grave es fácil, ni divertido. Porque esa idea dista mucho de ser real.

Lo único que intento con mis textos es animarme a mí misma y de paso, animar a todas aquellas personas que lo necesiten.


                                                                       Paula Cruz Gutiérrez.

martes, 19 de septiembre de 2017

AhOrA.


Para mí es imposible imaginar cómo puede sentirse el cuerpo de un escalador después de ascender una montaña, aunque esté físicamente preparado para ello, debe ser un desgaste de energía descomunal.

Yo en éste año he tenido que escalar dos Everest, el Cáncer y la Peritonitis. Dos ocho miles, como se llaman en el argot montañero.
Ahora que todo comienza a pasar y yo voy relajándome, mi cuerpo ha decidido entrar en  "modo extenuación". Un cansancio agotador, que me envuelve como si fuera un capullo de seda, que me aisla en el interior y me impide ver el exterior.

Ahora que todo se ve de forma más relativa, mi cuerpo saca todo el cansancio y el estrés acumulado durante tantos meses de duro trabajo y esfuerzo, haciendo frente  la enfermedad. Tan cansada estoy que los ojos se me cierran y las piernas y brazos se niegan a moverse. Tengo la sensación de que una enorme apisonadora a pasado sobre mí y soy incapaz de recomponerme.

Imagino que ésta es otra fase más de todo este proceso, que he de esperar. Que al cansancio se le siguen sumando los efectos de los tratamientos con los que continuaré durante otro año más.

Hasta la próxima amigos me voy a descansar, a ver si me convierto en mariposa.


                                                                        Paula Cruz Gutiérrez.


sábado, 16 de septiembre de 2017

La Joven Doncella.




Un día una joven doncella que guapa y muy lista era, sin su papá se quedó. El cáncer a Carlos se lo llevó.


Ella tan triste estaba que no se dio cuenta de que con ella para siempre se quedaba.



La triste doncella no conseguía superar su pena, porque a su padre muy unida estaba, más no imaginaba que él la cuidaba y que para que fuese feliz de nuevo, un gran amor le enviaba.



Tras años de vivir triste y sin ilusión, una mañana inesperada un joven apuesto llegó.



Este príncipe encantado hechizó el corazón de Laura, que poco a poco volvió a latir con alegría.



Pero no por llegar el apuesto príncipe Carlos la dejó. El todos los días a su lado seguía, compartiendo su felicidad. Tan pronto le acariciaba la mejilla con la brisa al pasar, que le tiraba los papeles al suelo para que ella se tuviera que agachar. Y como cada noche en la cama ya, le susurraba al oído, que tengas felices sueños mi princesa.



No le eches de menos Laura, no pienses que se fue, porque si miras despacito a tu lado siempre lo podrás ver.



Para la princesa encantada Laura Tinajero Contreras.




                                                             Paula Cruz Gutiérrez.

jueves, 14 de septiembre de 2017

13 MeSeS.



Desde que estoy enferma pocas cosas puedo hacer yo sola, en la mayoría de los casos necesito ayuda o supervisión.

A la falta de fuerza generalizada en todo el cuerpo y los dolores en las articulaciones se une el problema de las lagunas mentales que de vez en cuando aparecen.

Estas lagunas se ponen de manifiesto en las situaciones más dispares y a la vez cotidianas, como ir a pagar la compra y no saber qué billetes debo entregar. Otras veces aparecen cuando mantengo una conversación con alguien y de repente, se lo que quiero expresar pero no sé decirlo. También me ocurre a la hora de escribir, muchas veces no se cómo se escribe la palabra que quiero poner y le tengo que preguntar a mi marido que me diga cómo se escribe.

Es una sensación muy extraña, ésta de tener que depender de otra persona para poder llevar una vida "normal". El "quiero" pero no "puedo". Esta situación hay días que se hace difícil de sobrellevar, máxime cuando has sido una persona tan activa como yo.

Que mi marido se ocupe de realizar casi todas las labores que habitualmente hacía yo, no deja de ser necesario y frustrante a la vez, porque indica claramente, que yo no estoy en condiciones de poder realizar muchas cosas, como vestirme o asearme sola.

El me pregunta y desde mi cuartel instalado en el sofá, yo le voy indicando qué hacer o cómo cocinar.

Así con éste ritmo, van pasando los meses y ya han transcurrido 13.


                                                                         Paula Cruz Gutiérrez.

martes, 12 de septiembre de 2017

OnCoFeLiCeS.


Una mañana se le ocurrió a M. Jesús Starlich, la psicóloga del centro social de Mota, la brillante idea de juntar a un grupo de enfermos oncológicos que durante los últimos años habíamos ido pasando por su despacho.

Somos un grupo de hombres y mujeres con diferentes tipos de tumores y en diferentes estados de enfermedad, unos ya recuperados y otros en proceso de curación.

De aquella reunión en el mes de abril ha nacido la asociación Oncofelices.

Una asociación de enfermos y para enfermos oncológicos y sus familias, que pretende prestar apoyo social y psicológico directo, de enfermo a enfermo. Porque muchas veces, sólo nosotros sabemos resolver nuestras dudas, al haber pasado ya por el proceso.

Dudas que surgen sobretodo al principio, cuando te dan la noticia y no sabes cómo gestionar las emociones que te golpean duramente.

Queremos dar visibilidad a nuestra enfermedad, porque en muchas ocasiones los enfermos la viven en silencio, en casa y el dolor es mucho mayor que si se comparte con otros iguales. 

Contamos con un numero de teléfono el 645772470 donde todas aquellas personas que lo deseen nos puede llamar.

Si el interlocutor así lo desea, la llamada será totalmente anónima y confidencial. A nosotros nos nos interesan los nombres, sólo ayudar.

Nuestro radio de acción es en Mota y en los pueblos cercanos de la Comarca.

El próximo mes de octubre deseamos hacer una Presentación Oficial la que estáis todos invitados y a la esperamos que nos acompañéis.

Además, tenemos en la agenda un montón de ideas para poner en marcha, esperando que repercutan en toda la población local.

Muchas gracias a todos por ayudarnos a que ésta asociación se haga realidad y podamos ayudar a todo aquel que lo necesite.

Nuestra mayor ilusión es poder ser útiles.


                                                                        Paula Cruz Gutiérrez.

domingo, 10 de septiembre de 2017

El mAr y Yo.


El libro descansa sobre la mesa. A su lado lo hacen el cuaderno y el lápiz. Los tres esperan en silencio que llegue su turno.

El Libro me nuestra sus historias , están escondidas entre las páginas, acurrucadas, esperando que yo las descubra y las deje salir. Aunque todas sean diferentes son todas igual de emocionantes.

El Cuaderno espera tranquilo, sabe que cuando yo esté dispuesta a contarle mis historias lo haré sin dudar. Historias que se entrelazan unas con otras y que nos hacen soñar. Historias oídas en algún lugar o imaginadas de madrugada cuando la almohada no nos ayuda a dormitar.

Historias de cientos de mundos que nos quedan por descubrir, miles de experiencias por vivir y otros tantos sueños por cumplir. 

Hay cosas fáciles de conseguir, otras más complicadas y otras que llamamos imposibles, pero que tan sólo son un poco más difíciles de lo normal. 

Mi cosa más difícil es tener una casa frente al mar. 

Tener un lugar dónde pueda sentarme en la terraza a escuchar el rumor de las olas  y el griterío de las gaviotas al pasar. Un espacio donde poder refugiarme a contemplar el mar y desde el que poder confundir la línea azul del agua con la linea del horizonte.

Un lugar donde poder descansar tumbada y que la brisa me acaricie el rostro mientras intento aquietar mi mente. Sin pensar, tan sólo respirar y que la brisa me transporte a dónde me quiera llevar. Dejar que mi imaginación vuele y yo viajar con ella.

Poder salir a caminar descalza por la arena, jugando a pisar las huellas que las gaviotas dejaron al pasar. Que mis grandes pies quedan clavados junto a sus diminutas y puntiagudas patitas, el humano frente al animal.

Sentir cómo mi piel se eriza cuando el viento arrastra millones de granitos de arena y me acarician con su sutil aguijoneo. El fuerte viento atrae las pequeñas partículas hasta mí, las sube y las baja a su antojo, dejando un rastro aterciopelado de pequeñas olas de arena cuando pasan acariciando la superficie de la playa. Un mar de agua junto a un mar de arena.

Un mar exterior frente a mi mar interior, dos mundos distintos, pero paralelos y coetáneos a la vez. 

Yo sigo pidiendo lo que deseo, porque he descubierto que el universo me escucha. Le pido cosas importantes para mí y para la gente que tengo a mi alrededor.

Soñemos que nuestros sueños se cumplen.


                                                                        Paula Cruz Gutiérrez.

miércoles, 6 de septiembre de 2017

NuNCa Me RiNDo




Cuando me desperté en la UCI del coma inducido, me contaron que había sufrido una fuerte peritonitis que me había dejado sin capacidad pulmonar y por eso estaba conectada al respirador. También me contaron que había estado dos días con paro multiorgánico y que a mi familia le habían dicho que era imposible que sobreviviera. Yo lo único que acerté a decir fue que " los médicos no sabían quién era yo". Ahora que ya estaba despierta no pensaba irme a ningún otro sitio que no fuera mi casa.


En algún momento de mi historia, alguien tatuó a fuego en mí la frase "no rendirse". No sé cuando ni como sucedió y no había sido consciente de ello, hasta que el cáncer apareció.

Aquí fue cuando la frase con todo su contenido me fue "revelada" y se convirtió en mi bandera hasta el momento.

Tengo una familiar que atribuye mi curación a la intervención divina de una monja que necesitaba hacer un milagro para su consagración. Yo no dudo de que ésta señora haya aportado su gota de agua, pero considero que el milagro es mio. Yo he ido rellenando ese mar gota a gota, con mi esfuerzo y con la ayuda de la gente que ha rezado por mí, que ha puesto velas, que me ha hecho reiki desde cualquier parte del mundo y que ha pedido al universo que yo sobreviviera.

Aquí estoy, puede que unos días tenga más ánimo o menos, que las fuerzas me acompañen o no. Que los dolores me dejen hacer más o menos cosas, pero NUNCA ME RINDOContinúo mi camino, permanezco al pié del cañón, siempre dando gracias por lo que tengo y por lo que está por llegar.

Gracias por el éxito del blog, por todas aquellas personas que me escriben y me leen. Gracias a las personas que conozco y a todas aquellas que me siguen y me escriben desde la distancia como América Latina, Estados Unidos, Europa y Asia. Mil millones de gracias a todos.

Desde este rinconcito del mundo que es mi hogar os mando todo mi amor.

Os deseo que siempre a pesar de las circunstancias, sepáis superaros y ser felices.



                                                                         Paula Cruz Gutiérrez.

domingo, 3 de septiembre de 2017

El aPeGo.


Una costumbre muy arraigada en el ser humano es la de guardar cosas por apego. En unas ocasiones porque nos rememoran situaciones felices del pasado y en otras, porque pertenecieron a familiares ya desaparecidos. 

La cuestión del apego es difícil, no todo el mundo está dispuesto a soltar cosas o historias de su vida tal como así. Hay personas realmente reticentes a deshacerse de ciertas cosas o relaciones, que ya no necesiten o que les hagan daño. 

Hay que soltar y dejar irse a todo aquello que ya no nos aporte nada positivo, de ésa manera haremos hueco a cosas nuevas que estén por llegar.

El apego nos atenaza por dentro y hace que el miedo se apodere de nosotros. Nos paraliza con sus "peros" evitando que corramos aquellos riesgos que nos llevarían a tener una vida mejor, saliendo de nuestra zona de confort y haciendo todo aquello que realmente nos gustaría hacer, aunque ésto incluya correr el riesgo de fracasar en el intento de conseguirlo. Tan sólo con considerar que el fracaso es otra manera de aprender, ya habremos progresado.

Yo reconozco que he sido una de esas personas, guardaba historias, cosas y rencores que solo me producían dolor. Pero he aprendido a soltar. Algunas de las cosas que tenía muy arraigadas ya las he dejado marchar y estoy dispuesta y atenta para recibir todo lo bueno que el universo me quiera enviar.

!Qué importante es mantener limpio nuestro interior¡


                                                                       Paula Cruz Gutiérrez.


sábado, 2 de septiembre de 2017

La JuBiLaCióN.



Desde hace unos días he pasado a engrosar el grupo de pensionistas español.

Me hubiera gustado poder jubilarme a la edad correspondiente, como casi todo el mundo, pero el cáncer y la peritonitis me han llevado por otros derroteros.

Un sendero desconocido para mí éste de la inactividad profesional, pero que acertádamente los médicos han decido darme, porque saben que durante largo tiempo no podré trabajar.

Han sido más  de veinte años dedicándome a lo que me gusta, la Restauración y Conservación de documentos y encuadernaciones. Durante éstos años de actividad he trabajado para muchas instituciones y otros tantos particulares. He conocido a mucha gente muy diferente y he intentado siempre hacer las cosas lo mejor posible. Porque siempre he sido una perfeccionista.

Ya llevo un año de baja, sin poder trabajar debido a mi enfermedad. 

Aunque mis manos han perdido la destreza que tenían, mi mente continúa como siempre, incansable, imparable, inventando cosas contínuamente, unas veces son ideas locas y otras no. Pensando en hacer ésto o aquello, aún no es consciente de que el resto del cuerpo no la acompaña. Pero lo que está claro es que aunque mis manos no puedan realizar todas esas ideas que se me ocurren, mi creatividad está intacta, porque forma parte de mi adn. Sin ella, no sería yo.

Tengo que aprender a caminar por éste nuevo camino, que ahora se me antoja inseguro, como de arenas movedizas.

Esta es otra parte de nuestra historia que debemos aceptar, sin pensar demasiado. Porque como siempre, la vida nos irá enseñando el camino.



                                                                         Paula Cruz Gutiérrez.