sábado, 30 de junio de 2018

Cáncer = Enfermedad.

Nuestro idioma es rico en vocablos.

A menudo, hay varias palabras para definir una misma cosa.

Esto indudablemente es una ventaja, pero a veces tendemos a utilizarlo mal.


Confundimos el nombre de una enfermedad como es el Cáncer con un sustantivo como batalla e incluso con verbos como luchar, vencer o perder.


Comparaciones absurdas a ojos de un enfermo y que únicamente utilizan las personas que no tienen ni idea de que va ésta enfermedad.


Porque lo cierto es que el cáncer no es ninguna guerra ni batalla por vencer, sino una enfermedad a superar. La única batalla la deberían librar los investigadores en sus laboratorios.


Salvo una pequeña minoría de enfermos que al ser diagnosticados se abandonan, la gran mayoría desea superar esa fase cuanto antes para poder continuar con su vida.


¿Luchar contra qué, si no sabes qué es ni porqué ha venido?


Ya tenemos suficiente con lidiar y sobrellevar los tratamientos, con los fuertes dolores, que nos agujerean el alma, el estómago y los huesos, que nos intoxican el cuerpo y nos hacen perder el cabello, la vida y los sueños.

Si se destinara más dinero para investigar y al mismo tiempo a cada enfermo se le dieran unas pautas a seguir en casa de lo que puede comer o hacer, se salvarían más vidas, porque no todos tenemos los mismos recursos para buscar ésa información.

Tengamos respeto por todos los enfermos y sus familiares, porque ni los que fallecen pierden ninguna lucha, ni los que sobreviven ganan.

Si alguien no sabe qué decir es mejor que guarde silencio, porque no hay cosa que nos repatee más el hígado que nos miren con pena y nos digan que debemos luchar, ser fuertes y tener ánimo.

Yo reconozco que soy doblemente afortunada por haber superado la enfermedad y porque el universo me ha dotado de una claridad mental que sin duda ha obrado el milagro.

Pero todos merecemos el mismo respeto.


                                                                        Paula Cruz Gutiérrez.

miércoles, 27 de junio de 2018

Sin aguja.

El lunes me acosté concienciada de que al día siguiente tenía TAC de control. Debía acordarme de no desayunar ni de beber agua.

Me fui al hospital tan tranquila como quien va de excursión, así me pasó. Cuando llegamos al hospital mi marido me dejó en la puerta y se fue a buscar aparcamiento.

Yo bajé a radiología, cogí el tiket y esperé mi turno. Cuando me sacaron el contraste me lo fui bebiendo despacio y continúe sentada esperando que volvieran a nombrarme.

En ese momento salió una señora del interior, se sentó frente a mí y al mirarla vi que tenía un esparadrapo en el brazo. Entonces abrí los ojos y pensé !!Ahi Dios, no he pasado por oncología para que me colocaran la aguja en el porta!!. Se me había olvidado por completo el motivo por el que me hacía la prueba. Se me olvidó que había tenido un cáncer demoledor.

Al ser consciente de lo que había sucedido, he pensado que debo ser la persona más rara y afortunada del mundo, en vez de preocuparme por el resultado me olvido por completo del motivo que me ha llevado hasta allí.

Una vez aterrizada en la tierra, pasé al interior a explicar lo que había sucedido y a preguntar si debía ir a oncología a que me pincharan a lo que me respondieron que no era necesario porque lo hacían ellas.

Con una sonrisa y pensando cómo se me había podido olvidar hacer algo tan importante volví a  salir.

Tumbada en la camilla mientras entraba el contraste intravenoso e iba notando sus efectos, yo me imaginaba cómo todos mis órganos internos bailaban en mi interior, demostrado lo contentos que estaban por esta completamente sanos.

Lo que me confirmó el doctor por la tarde.


                                                                        Paula Cruz Gutiérrez.

lunes, 25 de junio de 2018

aPReNDeR a DeJaRLoS VoLaR


Siempre he pensado que viajar es una parte fundamental para el desarrollo de cualquier ser humano.

Conocer otras culturas y a personas que tienen otras costumbres y otra manera de pensar te enseña a tener y valorar otros puntos de vista.

Desde que tuvimos a nuestro hijo y después a nuestra hija hemos tenido claro que cuando pudiéramos los enviaríamos de campamento. Que realicen otras actividades junto a otras personas que no conocen es tan importante como la información que contienen los libros.

Pues bien, ese día ya ha llegado. Con él he descubierto que tengo que trabajar mucho más el apego.

Que nuestro hijo vay a dormir cinco noches fuera de casa, me tiene intranquila y eso que yo fui la inventora de inscribirlo en el campamento.

No me preocupa que le ocurra algo malo, que se aburra ni que no disfrute, porque sin duda lo hará.

Lo que me inquieta es echar de menos sus abrazos y su sonrisa, junto con esos "tostones" sobre fútbol que me da y de los que no entiendo nada.

Durante estos dos últimos años, he conseguido librarme del apego que tenía de las cosas materiales, de la casa e incluso de algunos afectos personales. Pero sin duda, he de trabajar más el apego a mis hijos.

Algunas veces para evolucionar hemos de aprender a escalar montañas muy altas.

                                     Paula Cruz Gutiérrez.

lunes, 11 de junio de 2018

Y Pensar Y Pensar.




Cuando el ser humano tiene algo entre manos, ya sean quehaceres o un problema, tiende a pensar demasiado en ello. Suele darle mil y una vueltas a la cabeza intentando encontrar la mejor solución

En muchas ocasiones, ese tanto pensar, nos lleva a un estado emocional complicado, lleno de nervios, de pensamientos negativos, de falta de sueño y desembocamos en un callejón sin salida, del que nos cuesta salir más que del propio problema.

Por ello, es importante intentar distanciarnos todo lo que podamos de la situación, para poder verla desde otra perspectiva más clara.

En algunas ocasiones, la solución la tenemos frente a nosotros, pero no la vemos porque no nos detenemos a mirar. Cuando digo "mirar" me refiero a ver dentro de nosotros. A dejarnos llevar y sentir lo que realmente queremos y que nuestro interior muchas veces nos grita, pero en pocas ocasiones le hacemos caso. Nos han enseñado a ser racionales, alegando que ser sentimentales era cosa de débiles. 

Pero no es síntoma de debilidad, sino de fortaleza, el aceptar que cuando tenemos "algo" serio que resolver y no sabemos o no encontramos la solución, lo más adecuado es aceptarlo y dejar que se resuelva solo. Muchas veces, al soltar "el problema", en el momento más inesperado nos llega esa solución tan esperada.

Y sé que muchos estaréis pensando ¿cómo voy a hacer eso? ¿cómo me olvido de este problema que me quita el sueño?.

No es cuestión de olvidar, sino de dejarlo apartado durante un período prudente de tiempo, confiando que el universo nos enviará la respuesta. Respuesta que a veces llega a través de un sueño o de "algo" que oímos y que nos hace reflexionar.


                                                                         Paula Cruz Gutiérrez.



sábado, 9 de junio de 2018

Un Futuro Incierto.




Uno cree que tiene su vida controlada, que día a día  y año tras año ha ido creándose una realidad  que puede gustarle o no, pero que es la suya. Creada como resultado de sus actos pasados.

Uno está ahí cómodamente sentado en su sillón, cuando de repente, alguien desconocido viene y le dice que tiene cáncer. En ese instante das un salto e intentas no caer al comprobar que el sillón ha desaparecido.

De repente, ya no existe el sillón, como tampoco existen tus vidas, ni la anterior ni futura. Un agujero negro te engulle y te ves obligado a remar fuertemente hacia arriba para impedir que te trague definitivamente. Con el paso de los días, consigues ir subiendo despacio, observando que hay pequeños agujeritos por los que entran diminutos rayos de luz. Fijas tu mirada y te aferras a ellos, pensando que más arriba, los agujeros y los rayos serán mayores; y podrás escapar por alguno de ellos.

Pero ese camino ascendente está plagado de obstáculos que te impiden avanzar tan rápido como tú desearías. Tropiezas una y otra vez, pero al final consigues salir a flote.

Es entonces cuando te das cuenta de que tu vida ya nunca será la misma. La superficie a la que has llegado es totalmente diferente de la que dejaste abajo. Es resbaladiza, lo que te impide asirte a ella con fuerza y hasta mantener el equilibrio. Tu euforia por haber conseguido llegar arriba y haber escapado de ese horrible agujero, pronto disminuye.

Al llegar no sólo compruebas que ha cambiado esa superficie, sino que el que ha cambiado profundamente eres Tú.

Ya no importan los planes que tuvieras antes de estar enfermo, ahora toca replantearse la vida por completo. Establecer nuevas prioridades, nuevos objetivos y nuevos retos. Toca aprender a vivir con las secuelas, con sus limitaciones y hacer de ellas una parte más de tu día a día, intentando que no te sobrepasen. Procurando que tus "zonas rugosas" no impidan sentir la suavidad y brillo del resto.

Ante tí, se abre un futuro incierto al que hay que mirar con esperanza, compasión y agradecimiento.



                                                                         Paula Cruz Gutiérrez.

jueves, 7 de junio de 2018

Un Camino Plagado de Amor.





Hoy hace cincuenta años, que vine al mundo. Para mis padres fue una gran desilusión, porque esperaban encarecidamente que su primogénito fuese un varón. Pero, aparecí yo.

La educación severa en casa, no era otra cosa, que un aliciente más para aumentar mi rebeldía. Eran frecuentes las broncas por no querer acatar sin más explicación el "porque yo lo digo".

La vida y yo hemos sido amigas, unas veces ella decidía llevarme por unos caminos y en otras ocasiones lo hacía yo. Unas veces se equivocaba ella y yo.

He estudiado lo que he querido, trabajado en museos maravillosos, he viajado a lugares preciosos, he conducido a 200 por hora, he saltado en paracaídas y otras mil cosas más. Pero sobre todo, he conocido gente maravillosa que me ha enseñado muchas cosas y me ha hecho feliz.

Y aquí continúo, una vez salvado el mayor escollo que pudo presentarse y del que no había camino de salida, salvo el camino que yo me inventé. Un camino duro, pero también repleto de risas, de abrazos y consuelos, de miles de frases de ánimo. Un camino plagado de amor.

El amor de gente conocida y desconocida que ha estado ahí apoyándome aún sin conocerme. Entre todos me habéis enviado la energía que tanto necesitaba. 

Una energía que traspasa las barreras del tiempo y del espacio.

Una energía que me anima a seguir adelante, porque si caigo se que alguien estará ahí para recogerme.


                                                                         Paula Cruz Gutiérrez.



¡¡¡Cincuenta Años!!!





Mañana cumplo 50 años, es una cifra para celebrar, pero realmente mi cumpleaños importante fue el año pasado. Los 49 supusieron conseguir un auténtico logro, estar viva. 

Siento que la vida me ha dado una nueva oportunidad, que quiero aprovechar al máximo. Los acontecimientos vividos me han hecho recapitular y ver la vida con otros ojos, creo que ahora mi mirada es mucho más clara. 

He vuelto a recuperar esa mirada interior que los últimos años había perdido y que tanta falta me hacía. He retomado mis estudios de Metafísica que tanto me gustaban y que tanta paz interior me aportaban. Intento aprender todos y cada uno de los días algo nuevo, que me aporte algo especial a mí y de paso a los demás.

Son muchos los retos que me quedan por cumplir, no soy persona que se conforme con poco, realmente nunca lo fui. Principalmente el intentar superar las grandes secuelas que me han quedado. Y aunque no es fácil conseguir cumplir los sueños, pero creo que lo importante es el camino que nos lleva hasta ellos. Si uno está dispuesto a aprender, es muy fácil conseguirlo, porque la vida todos los días nos pone pruebas grandes o pequeñas.  

La rutina es una palabra que no existe en mi vocabulario, hacer todos los días lo mismo o tener las mismas cortinas durante veinte años es algo que me aburre sobremanera. Me gustan los cambios, los viajes, las personas y los colores vivos.

Durante estos cincuenta años, he ido acumulando datos y más datos en mi cerebro. Han ido llegando con los estudios, las lecturas o con la vida misma. Mi marido se ríe e incluso me hace bromas cuando digo que tengo la cabeza repleta de datos inútiles, que de vez en cuando me salen a la luz y me sirven para algo. El resto del año están ahí apartados en un cubículo de mi cerebro sin ocupar demasiado espacio. Son como mi fondo de armario.

Otra cosa que me ha servido mucho para salir a flote, ha sido mi sentido del humor y mi tendencia a la ironía. Algo que he heredado  sin lugar a dudas, de mi abuelo materno. La enfermedad y los malos ratos no me han quitado las ganas de sonreír, más bien al contrario, porque ahora sonrío mucho más.

¿Y qué deciros más sobre mí?. 

Creo que a lo largo de éstos casi dos años, me habéis ido conociendo a través de mis palabras y mis pensamientos.

Tan sólo decir, que espero cumplir otros cincuenta años y como dicen las señoras mayores de la mancha, que vosotros los veáis.

Un beso para todos y muchas gracias por estar ahí.


                                                                          Paula Cruz Gutiérrez.

lunes, 4 de junio de 2018

Escucha tu interior.



Hace unos días, tras una sesión de coach con mi querida Pilar Herrero, hice una meditación guiada. Me gustaría dedicarme a partir de ahora a ayudar a los demás y con la meditación intentábamos encontrar el camino más correcto para alcanzar mi objetivo.

Os cuento cómo hacerla. A mí me aclaró varias cosas.

Siéntate en un lugar tranquilo, que tu espalda pueda estar apoyada en la silla y tus pies descansen sobre el suelo.

Cierra los ojos e imagina que viajas a través de un rayo de luz del color que tú desees. Imagina que vas subido en ese rayo de luz y que te hace volar hacia arriba. Imagina cómo dejas abajo tu habitación, tu casa, tu país y la tierra. Continúa subiendo hasta que sales de la tierra para pararte en el espacio. Desde allí observas la tierra y el resto de planetas.

Una vez arriba, miras y descubres otro rayo de luz de otro color que te trae de vuelta a tu casa, pero ¡diez años después!. 

Observa cuanto ha cambiado todo y lo que sientes al ver a tu yo futuro. Observa cómo te sientas con él o ella y habláis de cómo es su vida ahora, en ese momento que para ti es futuro y para él, presente. Escúchalo, siente su cariño hacia ti, consúltale tus dudas, tus temores y escucha cómo él los hace desaparecer poco a poco.

Hay ocasiones en las que uno ha de viajar muy muy hacia dentro, para poder encontrar las respuestas que necesitamos en éstos momentos. Yo lo he hecho y os recomiendo que vosotros también lo hagáis, puede que no os desvele gran cantidad de datos o tal vez si, pero sin duda alguna, lo que vuestro interior os diga, os servirá para encarar mucho mejor vuestro presente y vuestro futuro.

No dejéis que los miedos os impidan hacer todo aquello que deseáis, aprended a ocuparos en primer lugar de vosotros mismos, de vuestras necesidades. Porque si no tenéis las cosas colocadas en vuestro interior, no seréis capaces de dárselas a los demás. Recordad que lo que uno no tiene no lo puede dar. Ya sea amor, cariño, amistad, ayuda...

Sé que éstas cosas las sabemos todos, pero algunas veces, nos viene bien que alguien nos las recuerde.

Obviemos los nubarrones y pongámonos hoy a fraguar nuestro futuro, dejando de lado la gran cantidad de excusas  que nuestra mente nos proporciona, como el famoso: luego lo haré, porque en muchas ocasiones ese luego, nunca llega.

Un beso para todos.


                                                                        Paula Cruz Gutiérrez.