lunes, 27 de agosto de 2018

MoRDeR eL PoLVo.




Estamos acostumbrados a ver en las paginas de los cómics, como los superhéroes sobreviven impertérritos a cualquier acontecimiento que les pueda acontecer.

Pero desgraciadamente, en la vida de los humanos no ocurre lo mismo.

Este es el caso de la que os escribe, que paso de superheroína a morder el polvo del camino.

No ha sucedido nada en especial, pero sí muchas cosas en particular.

Aquélla paz interior de la que disfruté durante la enfermedad, se fue con ella. Así, mi cabeza comenzó a llenarse de ruidos, al principio pequeños y medio silenciosos; para ir aumentando de manera progresiva. De tal forma que ahora soy incapaz de silenciarla. Por la noche me cuesta mucho conciliar el sueño, lo que hace que no descanse adecuadamente.

Al cansancio físico se ha unido el emocional, creándose un cóctel explosivo. Un terremoto interior que arrasó conmigo y con mi familia.

He pasado dos días con sus noches, sin comer ni beber. Mi cuerpo tan solo deseaba llorar y llorar.

De repente, salieron muchos dolores escondidos, desengaños, faltas de apoyo y traiciones.

Descubrí también asombrada, palabras demasiado sabias en la boca de mi hijo y muchos apoyos verdaderos.

Lejos queda la superheroína y muy cerca el ángel caído.

Corren malos tiempos para la lírica y buenos para comenzar a levantarse de nuevo.
                                

                                                                          Paula Cruz Gutiérrez.