miércoles, 14 de noviembre de 2018

aTRéVeTe a DiSFRuTaRLoS.



Sentada en la oscuridad sobre un banco de madera, escucho los sonidos de la noche. He decidido salir para disfrutar a solas del paisaje. 

Frente a mi, se despliega toda una paleta de colores. Allí donde mire puedo apreciar innumerables tonos ocres, amarillos, verdes o rojizos que en medio de la oscuridad de la noche, se solapan entre sí. Colores cálidos que nos regala el otoño y que nos alegran la vista y nos reconfortan el corazón.

El viento que llega hasta éste recóndito lugar rebota sobre las copas de los árboles tras chocar contra la montaña. Así, se mecen en una especie de coreografía programada, produciendo con sus hojas y ramas un sonido calmado, que me recuerda al siseo de una serpiente, sólo que más largo y continuado. Me relajo y me dejo llevar por el sonido de la naturaleza. Hasta mí llegan también, los tintineos de los cencerros de las vacas que pastan sueltas entre los robles. 

Una ligera lluvia lo humedece todo y aunque estoy bajo el porche la humedad refresca mi rostro. He llegado hasta aquí desde muy lejos,  el viento y los árboles me susurran al oído que éste es mi sitio, que pertenezco a este lugar. Escucho tranquila mis pensamientos, sabiendo que no hay nada que los contamine, mi mente está tranquila y me dejo llevar por esa voz interior que me habla con tanto cariño. No hay nada que temer, aquí nada puede hacerme daño. 

Al inspirar el aire frío entra por mi nariz, noto cómo baja hasta mis pulmones, para después volver a salir, cálido y cargado de todo aquello que no deseo. Por un momento, siento como que mi respiración se acompasa al ritmo marcado por el viento.

Aunque el ambiente es fresco, un calor repentino inunda mi interior llenándome de ánimo y energía positiva. Doy por echo que es el efecto sedante de la naturaleza y me dejo llevar.

Después de un rato a solas, decido entrar en la casa. Un hogar para personas enfermas y voluntarios que comparten sus vidas. Muchas de ellas llegaron a hasta aquí para morir y a cambio, encontraron que la vida les daba otra oportunidad. Personas valientes que nunca se rindieron y que demuestran día a día la importancia de tener fe en uno mismo y en los demás. Hemos venido a colaborar con ellos. No sé si nuestra aportación será mucha o poca, pero lo que si es cierto, es que ellos y sus historias dejarán una profunda huella en nosotros. Y también sé que pronto volveremos.

La vida tiene numerosos regalos, atrévete a disfrutarlos.

                 

                                                                       Paula Cruz Gutiérrez.

lunes, 5 de noviembre de 2018

¿Quién dijo que Afrodita no existe?



Me he inscrito en un curso de Creación Literaria en mi centro cultural.

Cada semana el profesor nos encarga un texto con un tema determinado. La semana pasada nos pidió que cogiéramos un Mito antiguo y lo trasladáramos al día de hoy.

Tras leer varios opté por reinterpretar el mito de Afrodita, la diosa griega del amor, la belleza y la sexualidad. 

Mientras unos intentamos buscarnos hacia dentro, otras personas viven únicamente de "cara a la galería".

Este es mi trabajo para clase. Espero que os guste.

                                         

Mi belleza es infinita. Es lo único que importa.

No sé muy bien quién estableció aquello de que al envejecer hemos de perder nuestra belleza exterior. ¿Tal vez fue la biología? Verdaderamente no me importa, lo que cuenta es que yo, a mi edad, aparento muchos años menos.

Perpetuar mi físico es mi único motivo en la vida. Sentirme bella, exultante, radiante a cualquier hora del día, da lo mismo si es por la mañana temprano o de madrugada.

Pero todo esto no se consigue fácilmente, he tenido que hacer muchos sacrificios para estar en éste lugar. Sacrificios diarios que he ido perpetuando a lo largo de los años, cada vez más intensos, a medida que la biología iba empeñándose en luchar contra mí. Y a pesar de todo, he conseguido mi meta, un camino que seguiré recorriendo pese a quien pese.

¡Cómo disfruto mirándome al espejo! ¡Cómo disfruto cuando me dicen: por ti no pasan los años! Esas palabras son miel para mis oídos.

Sé que la gente me tiene envidia. En especial otras mujeres, ellas atrapadas en sus matrimonios anodinos, piensan que soy un tanto “ligera” por ir siempre acompañada por apuestos hombres mucho más jóvenes que yo. ¡Qué se le va a hacer! Me divierto muchísimo, acudo a fiestas y ellos se muestran orgullosos colgados de mi brazo. Sí, ellos van acompañándome a mí, nunca yo a ellos. Esta es una de mis premisas cuando los contrato, incluso algunos me acompañan de manera gratuita, porque saben que les doy caché. Además, si me he sometido a un rejuvenecimiento vaginal, es para disfrutarlo. Al cuerno con las opiniones de otros.

Mañana acudiré de nuevo a la consulta del doctor para probar un tratamiento nuevo. Me han dicho que el resultado es espectacular. Tengo una pequeña arruga junto al ojo derecho que he de eliminar.
Médicos, gimnasio, ropa exclusiva, maquillajes, cualquier cosa es apropiada si me sirve para ocultar mi edad.

Mi opinión es que el mundo debería ser sólo para la gente bella, los desaliñados tendrían que caer fulminados y desaparecer del planeta.
El culto al cuerpo es mi única ocupación y cuando me vaya, me iré perfecta. En mi seguro de decesos he incluido un tratamiento de tanatoestética. Perfecta. Estaré perfecta.


                                                                                                                                                                                    Paula Cruz Gutiérrez.