En un país no muy lejano del mundo civilizado, nació Catalina. Fue la segunda de tres hermanos, que junto a sus padres componían una familia de esas que se llaman tradicionales.
En casa las normas estaban claras, se obedecía a pies juntillas lo que dictaba su madre, como buena dictadora, déspota y cruel que era. Las cosas que podían hacer los niños y las que podían llevar a cabo las niñas, estaban bien separadas por una barrera ran infranqueable como invisible.
Nuestra niña nació algo distinta, no le gustaban el color rosa, ni los pompones ni las muñecas, pero sí el fútbol. Todo esto le ocasionó desde muy pequeña problemas con sus progenitores, que no le permitían salirse ni un ápice del guión.
Un día cuando llegó la adolescencia y su cuerpo comenzó a desarrollarse la mente de nuestra protagonista entró en barrena. No admitía ese cuerpo femenino, pero tampoco podía escapar de él. Lo mejor era aceptar que era suyo y que gracias al rechazo que le producía había sido capaz de tomar aquella solución.
Decidió volver a decirle a sus padres lo que ya sabían, pero que no querían admitir: detrás de aquel cuerpo femenino se ocultaba una mente masculina que empuja para salir.
La reacción paterna fue mucho peor de la esperada, los castigos y los insultos llegaron por doquier para intentar doblegar aquel deseo antinatural. Tuvo que ceder y la puerta se cerró de nuevo. Sin ayuda ni apoyo pensó que lo mejor sería desaparecer.
Fue entonces cuando la vida le puso de frente a gente desconocida que le hizo sacar de su interior la fuerza que desconocía tener.
Aunque las cosas no salieron como estaban previstas, todo había cambiado. Ahora sabía que tenía una ventana abierta, mucha gente que sí le apoyaba fuera de casa y que sabía que volverían a ayudarle cuando llegase la ocasión adecuada. Ahora, la fuerza se había instalado en su interior y eso nadie podría arrebatárselo. Quedaba esperar a que esa oportunidad llegara.
Pasó a de ser víctima a ser el maestro de sus propios maestros.
Y a su corta edad, dió a todos una importante lección de inteligencia, valentía y honestidad.
Moraleja: nunca dejes de ser tú ni renuncies a tus sueños, aunque algunos días parezcan inalcanzables.
Posdata: mi deseo de hoy es poder conocerlo y darle un abrazo infinito.
Paula CRuZ Gutierrez.
Decidió volver a decirle a sus padres lo que ya sabían, pero que no querían admitir: detrás de aquel cuerpo femenino se ocultaba una mente masculina que empuja para salir.
La reacción paterna fue mucho peor de la esperada, los castigos y los insultos llegaron por doquier para intentar doblegar aquel deseo antinatural. Tuvo que ceder y la puerta se cerró de nuevo. Sin ayuda ni apoyo pensó que lo mejor sería desaparecer.
Fue entonces cuando la vida le puso de frente a gente desconocida que le hizo sacar de su interior la fuerza que desconocía tener.
Aunque las cosas no salieron como estaban previstas, todo había cambiado. Ahora sabía que tenía una ventana abierta, mucha gente que sí le apoyaba fuera de casa y que sabía que volverían a ayudarle cuando llegase la ocasión adecuada. Ahora, la fuerza se había instalado en su interior y eso nadie podría arrebatárselo. Quedaba esperar a que esa oportunidad llegara.
Pasó a de ser víctima a ser el maestro de sus propios maestros.
Y a su corta edad, dió a todos una importante lección de inteligencia, valentía y honestidad.
Moraleja: nunca dejes de ser tú ni renuncies a tus sueños, aunque algunos días parezcan inalcanzables.
Posdata: mi deseo de hoy es poder conocerlo y darle un abrazo infinito.
Paula CRuZ Gutierrez.
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