Vamos camino de Belén con el paso un tanto apurado. El portal triste y solitario de antaño, ha sido sustituido por una mesa profusamente decorada y llena de manjares.
Hace unos días mi amiga y oncoginecóloga me felicitó por que habíamos conseguido llegar a la tercera Navidad después de la catástrofe. Tres años después sigo viva.
Estos días corremos de una celebración a otra, siempre comiendo demasiado y autoengañandonos diciéndonos que es lo que toca. Pero aunque no lo parezca hay vida más allá y todo puede hacerse de manera más austera.
Es importante compartir con los demás, pero a veces, a los que estamos enfermos nos apetece seguir con nuestras rutinas diarias, no porque seamos unos antisociales, sino porque el cuerpo así nos lo pide.
Abogo por respetarnos todos, todos los días. Es la única forma de vivir en paz y de extender la Navidad hasta el mes de diciembre del año que viene.
Que tengáis todos una Navidad perpetua.
Paula CRuZ Gutiérrez.
1 comentario:
Me encanta tu blog
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