Este es el segundo texto que publiqué en el mes de diciembre pasado.
Mi querido amigo, compañero de viaje... te deseo lo mejor. Hemos comenzado un viaje juntos, hoy nuestros caminos deben separarse.
Mi querido amigo, compañero de viaje... te deseo lo mejor. Hemos comenzado un viaje juntos, hoy nuestros caminos deben separarse.
Adiós amigo, adiós.
Querido cáncer:
Pero antes de
la despedida, quiero darte las gracias por todo lo que hemos compartido éstos
últimos meses.
Me has
enseñado tantas cosas y tan importantes, que siempre te estaré agradecida.
Que cuando uno
emprende una lucha o batalla es porque tiene un enemigo y que nunca debemos
considerar al cáncer cómo tal, al ser parte nuestra por estar alojado en alguno
de nuestros órganos. Si decidimos luchar y vamos a combate tendremos muchas más
posibilidades de perder que de ganar, él es un enemigo demasiado fuerte. Por lo
tanto, ¿porqué no cambiar nuestro punto de vista y verlo simplemente como otra
situación más que vamos a superar?. Si mantenemos el control de la situación
habremos ganado gran parte del terreno a conquistar. Nuestra aptitud es lo que
realmente nos sana.
También he
aprendido mucho sobre alimentación. Para evitara comer aquellos alimentos que
te aportan energía y te permiten crecer. De ésta manera, he conseguido
debilitar tus células.
He aprendido a
proyectar, imaginando una y mil veces cómo desaparecías, cómo la quimio mataba
tus células y cómo células de los demás órganos continuaban vivas y felices. He
visualizado otras mil veces a mis glóbulos rojos reproduciéndose, para hacer
retroceder la anemia.
En fin, han
sido y son tantas las cosas que he aprendido en tú compañía que te deseo un
buen viaje.
Adiós.
Paula Cruz Gutiérrez.
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