Después de mantener una conversación con mi amigo Javier, se me ocurrió escribir éste texto.
Las Secuelas.
Hay pacientes que años después de
haber superado la enfermedad siguen atados a ella sin superar las secuelas que
les han quedado. No son conscientes de que lo más importante es que están vivos
y de que las secuelas son tan sólo recordatorios de que debemos seguir
viviendo.
Es cierto que algunas de ellas son
muy importantes y que pueden llegar a limitarnos el día a día, pero no por ello
debemos dejarnos arrastrar.
Creo que ésta opción se debe a que no
han terminado de aceptar la enfermedad. Si eres una de esas personas, siéntate
un día tranquilo/a, en silencio y aprende a aceptar tu situación, perdónate si
crees que debes hacerlo y piensa que lo difícil ya ha pasado, que ahora es el
momento de retomar tu vida y seguir delante de la mejor manera que consideres
oportuno.
Si necesitas apoyo, búscalo, da igual
que sea en un especialista que reuniéndote con gente que haya pasado por un trance
semejante. Descubrirás que hay casos más leves y otros más difíciles que el
tuyo y que como tú, lo han superado. Sal al exterior porque te ayudará a abrir
la mente y no pensar sólo en tu “desgracia”.
Busca o retoma actividades que te
gusten hacer, es la hora de ocuparse de uno mismo y disfrutar.
Sincérate, quiérete y céntrate en las
cosas que has aprendido con tú experiencia, porque seguro que has aprendido
muchas cosas, como que somos más fuertes de lo que en realidad nos creemos.
Ven y camina conmigo un rato,
un tramo tan sólo y hablamos después.
Mira la suela de mis zapatos, no están
gastados y me viste correr.
Bunbury
Caminad o corred, pero seguros, sin miedo.
Paula Cruz Gutiérrez.
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