jueves, 18 de febrero de 2021

10 Años.


Ayer mientras estaba en clase de yoga   haciendo los ejercicios de respiración, me   vino a la mente, que hacía diez años  y en   otro lugar, me encontraba haciendo los   mismos ejercicios, pero por otros motivos.   Aquel día  y a esa misma hora, me encontraba en el paritorio aguantando las contracciones.

Unas horas después nacería nuestro hijo. Su embarazo se nos hizo largo, poco imaginábamos entonces que el de nuestra hija se prolongaría durante siete largos años. 

A día de hoy ambos son nuestra alegría. 

En estos diez años nos han sucedido cosas maravillosas, pero también hemos sufrido la furia de varios huracanes. Vendavales que han arrasado con nosotros y con todo lo que había a nuestro alrededor. Viéndonos obligados a comenzar nuestra casa de nuevo desde los cimientos. Hemos ido capeando el temporal como hemos podido.

Ahora que ya voy teniendo cierta edad, cuando pienso en todo lo que he vivido hasta ahora, me doy cuenta de que en mi vida existen otras muchas vidas. Vidas vividas de forma paralela, vidas cruzadas, vidas ausentes, vidas pasadas e incluso vidas imaginadas.

Se que hay personas que nacen en un lugar y su existencia transcurre de una manera tranquila. Indudablemente ese no es mi caso. Ni permanezco en  el mismo lugar, ni tengo una existencia tranquila. Más bien todo lo contrario. Pero es mi vida y si fuese monótona y aburrida probablemente pertenecería a otra persona. No sería mía.

Tengo que admitir que hay ocasiones en las que me gustaría que la vida se olvidara un rato de mí. Una tregua de vez en cuando no me vendría mal. Así podría parar a descansar y coger aire de nuevo.

Pero así es mi vida. A veces agobiante y a veces divertida. 

Paso más tiempo sobrevolando los cielos, en busca de soluciones a todos los enredos que van apareciendo, que con os pies en el suelo. Enredos que en  ocasiones aparecen solos y otras los busco yo. Situaciones que a priori parecen ser un callejón sin salida y que me obligan a saltar, mientras que otras veces, el camino se convierte en una senda sinuosa llena de curvas y me da la impresión de que nunca se acabará. Sin embargo, también hay caminos lisos por los que transitar. Unos y otros aportan color a mi existencia, aunque a veces sean de color negro.

Volar, sobrevolar, caminar incluso a ras de suelo, levantarse y volver a caminar. Todo forma parte de una misma existencia.

¿Y vosotros, voláis, camináis o simplemente os dejáis llevar?



                                                                                                         Paula CRuZ Gutiérrez.






martes, 9 de febrero de 2021

LA PAZ.

 




Hace un par de meses que ando sumida en una enreditis total. Mi mente me asalta de manera constante con pensamientos de lo más dispersos sin  mucho sentido, y soy incapaz de hacerla parar. 

Se asemeja a una madeja de lana llena de nudos multicolores que me quita el sueño por no poder encontrar ninguno de los extremos. Aparece principalmente por la noche. Ni tan si quiera sé porqué vienen esos pensamientos absurdos, pero lo cierto es que me desvelan y aunque intento aquietar la mente, cuando me doy cuenta, ya estoy liada de nuevo. El tratamiento nuevo tiene como principal efecto secundario el insomnio, si además le ayudó yo, se me plantea un serio problema porque el descanso es algo primordial.

Y si la situación me incómoda mucho más porque me impide escribir. Tengo la mente tan bloqueada que no soy capaz de sacar adelante un texto por pequeño que sea. Llevo desde el mes de diciembre, sin hacer los deberes de la clase de escritura a la que asisto los miércoles. 

Una vez más, he decidido pasar a la acción porque esta situación no puede prolongarse más. Las soluciones que conocía hasta ahora no me han funcionado, por eso creo que es hora de buscar otras nuevas. 

Hoy empiezo a desenredar la madeja.

Hoy comienzo a volar de nuevo.

Hoy soy Paz.


                                                                          Paula CRuZ Gutiérrez.