miércoles, 27 de enero de 2021

¿CUAL ES TU RETO?


Cada uno tiene que superar sus propios retos, hay retos para todos. Siempre suele ocurrir que lo que a unos les puede parecer lago nimio, a otros les pueden resultar muy complicado superarlos.

Yo ahora tengo un reto nuevo.

Hasta ahora tenía un oncólogo que era un sol, de esos cálidos que aparecen en primavera y te calientan por dentro. Pues bien, con el cambio de hospital he cambiado también, lógicamente, de equipo médico. El oncólogo que tengo ahora es como un nubarrón negro, decir que es un sieso es decir poco. 

He pasado de conocer todos los pormenores de mi proceso, a desconocerlos todos. Esto me resta bastante paz interior.

He aquí la consulta del pasado viernes.

Entro en la consulta y el doctor me da los buenos días sin mirarme, nunca separa la mirada del ordenador. Una hora antes me había hecho la analítica  de control. Como no me decía nada le pregunté:

-- ¿Cómo está la analítica? --yo.

-- Bien --él.

-- ¿Y nos marcadores tumorales?

--No lo sé, tal en la próxima visita se los diga.

-- Y la fuerte fatiga que tengo, ¿puede ser debida a la medicación?

-- No.

-- Entonces, ¿qué la produce?

-- No lo sé, no lo hemos estudiado. Hágase un TAC y vuelva dentro de un mes. 

Diálogo de besugos. Me salgo igual que entro o tal vez peor.

Si pudiera traspasar la marca roja que hay en el suelo, lo sacudiría a ver si reaccionaba. Pero sinceramente, creo que no tiene ni horchata en las venas.

El próximo día rezaré para que me toque la consulta con su adjunta. Al menos ella sí me habla.


                                                                        Paula CRuZ Gutiérrez.

lunes, 4 de enero de 2021

ViViR.




Comenzamos año nuevo, y con él renovamos las ilustraciones  con la esperanza de que nuestras vidas mejoren. 

Estos días inevitablemente, vuelven a mí los mismos recuerdos, los de aquellos días en los que mi vida dio un vuelvo inesperado. 

Por estas fechas hace cuatro años me encontraba en un limbo desconocido, sedada y enganchada a un respirador. Me durmieron un 24 de diciembre y desperté un 6 de enero, sin saber dónde estaba ni qué había ocurrido. Mucho menos imaginaba la que se me avecinaba. 

Desde entonces ha habido muchos avances y otros tantos retrocesos. Aprendí a escribir y leer de nuevo, a caminar, a hablar, porque después de cuarenta y cinco días paradas, mis cuerdas vocales se habían oxidado. Comencé a hacer ganchillo y a coser muñecos de fieltro para mejorar la psicomotricidad de mis manos. Y tardé un año en volver a utilizar un cuchillo. Aún recuerdo la tarde en la que conseguí darle la vuelta a  una tortilla de patatas, salté de alegría porque no podía creermelo. 

Mientras por el camino, perdí memoria, fuerza física, mi preciada habilidad con las manos, mi trabajo, muchos de los conocimientos de años de estudio y muchísimos días. 

El cáncer no se quedó conforme y volvió dos veces, entonces tuve que volver de nuevo a la casilla de salida. A día de hoy convivo con él, esperando que se aburra y decida irse para siempre. 

Han sido muchos los viajes, los médicos, los tratamientos y los malos ratos. A cambio de todo esto encontré verdaderos amigos y mucho mucho cariño. 

Hubo momentos de agotamiento en los que tiré la toalla, pero con ayuda, conseguí sacar fuerzas de donde no había para continuar. Aún me sorprende cuanto puede aguantar el cuerpo humano. Mi cuerpo en este caso. 

Pienso que cada día es como un año nuevo, porque no sabemos lo que nos depara la vida, hacer planes a largo plazo, se ha vuelto un ejercicio poco útil.  

Superar todo lo bueno y lo malo es lo que tiene estar vivo. 


                                                                         Paula CRuZ Gutiérrez.