viernes, 29 de mayo de 2020

eL BoSQue DeL TieMPo.




Hoy hemos viajado al bosque que componen los edificios de Madrid porque me tocaba recibir de nuevo, el tratamiento oncológico, los veintiún días se pasan volando, estemos libres o confinados. 

Siempre suelo darle un abrazo o dos besos a mi oncólogo, pero ahora esa costumbre la hemos tenido que cambiar por una sonrisa medio escondida detrás de la mascarilla y que sube hasta el rabillo del ojo. Solemos bromear entre nosotros, si ve que algún día llego más decaída me pincha, diciéndome que no estoy ya ni para echarme al contenedor de reciclaje. Pero esta mañana ha sido mi turno, y le he dicho bromeando, que de perfil comenzaba a parecerse a mí, que la tripa le iba creciendo. Se ha reído, y me ha contestado que su mujer opinaba lo mismo que yo. 


Después de cinco operaciones en la misma zona, la pared interna de toda mi zona abdominal ha disminuido mucho su grosor, debilitando también su musculatura y al no poder sujetar adecuadamente mis órganos internos, tengo una barriga considerable. Son gajes del oficio de estar viva, mejor tener barriga que no tener nada, como supuestamente iba a ocurrir. 


Pero bueno, ya sabemos que la lógica y las estadísticas, conmigo tienen poco trabajo.

Después de la consulta he subido a la zona de boxes para recibir mi tratamiento. 


Sentada en mi sillón, mientras la enfermera colocaba la medicación en la bomba, escucho en el pasillo cómo otro enfermo le pregunta a otra enfermera cuanto tiempo de tratamiento tendrá hoy, a lo que ella le responde que han calculado que unas tres horas y media aproximadamente. El le responde sorprendido: ah, ¿sólo? Qué bien. 


Entonces sonrío y me acuerdo de cuando yo estaba en su lugar, paseando entre los troncos de las horas que componían mis días, y me doy cuenta de lo relativo que es el tiempo, que lo que a unos les parece un simple paseo, para otros es  toda una eternidad. Porque claro, habiendo pasado ocho horas sentada en un sillón recibiendo el chute de "agua bendita", esas tres horas y media nos parecen una nimiedad.


Y sonrío también porque los enfermos oncológicos, nos conformamos con que nos disminuyan nuestros tratamientos de quimioterapia, y aunque sólo sean cinco minutos, para nosotros eso es todo un triunfo. Así, algunos paseos se nos hagan más cortos que otros.


Cuando uno es enfermo crónico hay muchos pequeños triunfos que celebrar, porque el camino es muy largo y sinuoso.

Feliz día a todos. 



                                                                      Paula CRuZ Gutiérrez. 

jueves, 14 de mayo de 2020

Ánimo.



A veces creemos erróneamente que  nosotros "podemos con todo". Pero aunque tengamos la predisposición adecuada, es muy difícil conseguirlo.

Pero si nos apoyamos en alguien, o incluso en varias personas a la vez, el camino suele ser más llevadero.

En estos días la vida de varios amigos  y familiares se ha convertido en una especie de tarta en la que cada una de las porciones es un problema a cual más importante. Porciones bañadas por el virus y adornadas por las guindas del confinamiento.

Estos días en los que no podemos visitarnos y hemos de relacionarnos sólo mediante el teléfono, las cosas se complican y en algunos casos incrementan la incertidumbre.

Todos estamos viviendo una situación  hasta ahora desconocida y difícil de gestionar. Es ahora, cuando nos vemos obligados a utilizar todos nuestros recursos psicológicos para no sucumbir. Y si creemos no tenerlos, buscar a alguien que nos rescate. Estos días hay psicólogos que prestan ayudar de forma desinteresada.

Es importante darse el permiso de estar triste, enfadado, desanimado, cada uno debe gestionar sus tiempos y sus dueños, sin permitir eso sí, que se enquisten y nos impidan avanzar.

Os envió todo mi ánimo.


                                  Paula CRuZ Gutiérrez.