jueves, 9 de julio de 2020

ToMaR DeCiSioNeS.




El valor de tomar una decisión consecuente contigo mismo. Sopesando los pros y los contras y viendo qué tiene más valor. 

En muchas ocasiones hemos de tomar decisiones difíciles, nuestro corazón dice una cosa, nuestra mente otra y si además consultamos con los más cercanos, obtendremos otras opiniones distintas. Difícil encrucijada. 

Pero si uno es sincero y se pregunta qué es lo que desea en realidad, obtendremos una respuesta clara, aunque no sea la más racional o la correcta a los ojos ajenos. 

El corazón y nuestro intelecto superior nunca mienten, otra cosa es que habitualmente les prestemos atención y les hagamos caso. 

Esta semana, me ha tocado a mí, tomar una de esas decisiones y lo he tenido claro. 

En este último año me he sometido a una químico muy fuerte, he superado una operación y una fuerte infección y seguido con los ciclos de mantenimiento. 

Pero últimamente mi cuerpo y mi mente me decían que pese a las recomendaciones médicas, debía parar y darle a mi organismo la posibilidad de comenzar a desintoxicarse y así lo he decidido. 

Acabo de salir de la consulta de mi oncólogo y ha aceptado mi proposición. Seguiré con mis revisiones pero por el momento no habrá más ciclos. 

Mientras escribo escuchando las cigarras de fondo, me doy cuenta del gran peso que me he quitado de encima. 

Estoy feliz por el comienzo de esta nueva etapa. 


                                  Paula CRuZ Gutiérrez. 

lunes, 6 de julio de 2020

La CaSa.



Manuel cruzó el umbral de su casa y se sentó en la vieja mecedora de madera. El balancín ya desgastado, había pertenecido a su abuelo materno, a este al igual que a él, le gustaba pasar mucho tiempo allí sentado, mientras el vaivén de la silla se acomodaba al ritmo de su corazón y de sus pensamientos. 

Nuestro protagonista había pasado muchos años viviendo una vida que no le gustaba, escondido entre los edificios altos de una gran ciudad, se sentía abrumado por las prisas y el caos circulatorio. 

Una noche mientras ojeaba un periódico, vio el anuncio de una casa en venta en una provincia cercana. La fotografía mostraba una casa pequeña, tal vez mínima, que tenía más pinta de corral de ganado que de vivienda, pero tenía algo que le atraía. Esa noche no durmió demasiado pensando en ella, aunque no acertaba a saber qué era lo que le llamaba la atención de aquella construcción tan rústica. Tal vez fuera la posibilidad de vivir solo en medio del campo, rodeado de hierbas, cardos y algún animal que otro. Todo lo opuesto de lo que estaba acostumbrado. 

Dos años después, Manuel, se mecía tranquilamente mientras observaba el horizonte, su horizonte, porque finalmente, había comprado la casa con la tierra que la rodeaba, tanta era, que llegaba hasta que el horizonte se fundía con el cielo. 

Vivía de cultivar la tierra, cosechando verduras ecológicas que vendía a particulares. Tenía lo justo para vivir cómodo y tranquilo en su paraíso particular. 

Allí sentado pensaba en qué hubiese sucedido si su esposa no hubiese muerto y él nunca hubiera visto aquel anuncio. Tal vez, seguiría huyendo de sí mismo y de los demás, agazapado entre los edificios.

Pero ahora todo aquello pertenecía al pasado, un tiempo real y verbal que ya no existía. Ahora su tiempo era otro, un tiempo del que estaba orgulloso. Le había costado mucho trabajo tomar la decisión, pero una vez tomada todo había ido rodando. Puede que fuese la decisión más difícil de su vida, pero también había sido la más acertada. 



                                  Paula CRuZ Gutiérrez. 


viernes, 3 de julio de 2020

CaDa MaÑaNa.


Cada mañana la vida nos ofrece un nuevo día para seguir aprendiendo a vivir.

Para aprender a conocernos mejor a nosotros mismos y a las personas que tenemos cerca, en casa o al otro lado del teléfono.

Para aprender  a sobrellevar los problemas de la mejor manera posible, de buen talante e intentando extraer lo bueno de la situación, porque las adversidades eso, oportunidades de aprender las lecciones que necesitamos y que de otra forma no aprenderíamos. Es más fácil vivir sin altercados, pero indudablemente, una vida plana, fácil, no nos prepara salvo para vivir como víctimas. No para sacar de nosotros lo mejor en cada momento. 

Y algunos si tuviésemos ese tipo de  vida anodina, nos aburriríamos sobremanera, porque a veces, no sé si los líos viene a mí porque los busco yo, o porque me buscan ellos. Pero lo cierto es que cuando salgo de uno, ya tengo otro llamando a la puerta.

Las casualidades no existen, pero sí las causalidades, por lo que cuando tengo un problema lo primero que me pregunto es el motivo de su llegada y cual es la lección que trae.

Darle demasiadas vueltas a las cosas, lo único que nos garantiza es un buen dolor de cabeza, porque muchas veces por mucho que pensemos y repensemos no alcanzamos a encontrar la solución adecuada.

Feliz resolución de problemas. 


                                                                      Paula CRuZ Gutiérrez.