martes, 12 de noviembre de 2019

El Dinosaurio.

Una mañana del mes de abril, un enorme Diplodocus llamado cáncer vino a buscarme por segunda vez. 


Estaba yo despispada, entretenida en otros asuntos, por eso, cuando llegó para mi sorpresa, anunció su presencia con un fuerte golpe. Allí mismo todo tembló. 

Yo lo miré entonces con recelo, miedo y estupefacción. Pero él lejos de marcharse sabiéndose fuerte, volvió a golpearme, esta vez, más duro. Traía compañia no venía solo, si no con otros dinosaurio de menor tamaño. 

Siendo ya consciente de su presencia, intenté correr deprisa para evitar que me aplastaran sus fuertes patas, pero no funcionó. Traté sin conseguirlo también de esconderme bajo su enorme barriga, pero al final siempre conseguía golpearme con su duro cráneo. 

Así resistí un embiste detrás de otro, hasta que ya no pude más y decidí pararme. Me acurruqué sin energía ni fuerzas para continuar. Cuando el dinosaurio volvió de nuevo, me encontró muy quieta y aunque intentó moverme con otro golpe, no lo consiguió. 

Desorientado y confuso por mi comportamiento decidió marcharse. 

Así fué cómo conseguí librarme de él, con la esperanza de que con el tiempo y mucha calma, las fuerzas vuelvan a acompañarme de nuevo y no tenga que volver a enfrentarme a ningún dinosaurio más. 


                                  Paula CRuZ Gutiérrez. 


miércoles, 6 de noviembre de 2019

eSTa NoCHe.

Me descubro mirando ensimismada por la ventana.

Desde ella, situada en la cuarta planta, puedo divisar tanto la carretera, como la ciudad de Madrid a fondo. Miles de lucecitas de colores iluminan el horizonte. Frente a mi, las cuatro Torres de la ciudad vigilan mi descanso. 

Hace una semana que ingresé para someterme a una nueva cirugía, y aunque todo ha salido bien y el personal es encantador, tengo muchas ganas de volver a casa. 

En cada intervención, mi aparato digestivo se paraliza, lo que implica que no acepta que entre ni salga ningún tipo de alimentos. Siempre necesito varios días para que vuelva a ponerse en marcha. Esta vez, lo ha conseguido al segundo intento. 

En teoría me daban el alta hoy. Esta mañana hice la maleta y dejé fuera únicamente lo que iba a necesitar para irme. Pero a media tarde me han comunicado que he de esperar a mañana. Entonces el mundo se me ha venido a bajo. 

Si, es solo una noche más. 
Pero es otra noche sin estar en casa, sin abrazar a mis hijos, sin dormir en mi cama. 

Por eso, estoy aquí sola en mi habitación, con la única compañia de los coches que circulan por debajo de mi ventana. 

Bajo la persiana y me voy a la cama, pensando que mañana será un día mejor. Pero vuelve a ocurrirle lo mismo. 


                                Paula CRuZ Gutiérrez. 

domingo, 3 de noviembre de 2019

SiN Tí.

Este año hemos sufrido tres pérdidas importantes, dos amigos y más recientemente, mi suegra.

Este texto, es para todos aquellos que se fueron antes de tiempo. Vuestros y nuestros. Por una causa o por otra. 


Imposible contar las veces que tu recuerdo me visita. Una canción, una comida, una flor o una coche como el tuyo, me acercan a ti todos los días. Es entonces cuando una sonrisa inunda mi rostro, viene a mi memoria la tuya, y la mía se engrandece aún más. Hace tiempo que comprendí que nunca te irás muy lejos porque habitas en mi interior. En ese rinconcito de mi corazón del que te hiciste dueño hace muchos años.

Sin duda, la tierra no es lo mismo sin tí, está mucho más vacía, pero los que aún estamos vivos, hemos de continuar el camino hasta que volvamos a encontrarnos.

Ya no puedo abrazarte, pero le envío mis abrazos al viento para que te los lleve allí dónde estés. Segura de que mi luz y mi amor te llegan.

Y mientras, aquí abajo los vivos dedicamos nuestros días a vivir, esperando que la tierra nos sea leve.


                                                                        Paula CRuz Gutiérrez.