sábado, 12 de febrero de 2022

En el teatro de la vida...

...Todo está escrito, pero hemos venido a jugar.


Esto no es un juego, 

es tan real como la vida misma,

pero siempre me ha gustado recordar mis tiempos jóvenes.


Aquellos cuando nos invitaron los profesores

a realizar alguna obra de teatro, con mayor o menor dificultad.

Cuando menos te lo esperabas,

 te tocaba incluso ser el protagonista, o casi.


Pues bien, de aquellos lodos me ha quedado un buen sabor de boca,

para permitirme hablar hoy lo que os paso a compartir.


No sé si a ti, buen amig@, me permito tutearte,

te habrá pasado algo parecido,

pero si no te has dado cuenta, te pido que le eches un vistazo,

y no dejes tan rápido la lectura,

con la excusa de que a ti, lo del teatro, no te va.


En el reparto de papeles de la obra en cuestión

siempre es bueno esa primera tensión

ante el reparto de papeles,

de cuál es el papel que me ha tocado

para esta obra, en este lugar y a esta hora.


Y a cada uno nos toca uno diferente,

no sirve decir que me gustaría ser... 

o qué se yo.


Pero es que incluso en un momento dado

nos puede tocar ser público,

y estar tranquilamente en nuestro asiento

viendo pasar las distintas escenas.


O incluso ser teloneros, palmeros,

aquellos que ponen una melodía,

aquel que se sabe todos los papeles,

¿como era?, ah sí, el apuntador,

los que llevan las luces

y dónde tenemos que poner el foco y las luces.


O incluso también nos puede haber tocado

llevar la batuta y dirigir el cotarro.


Seguro que los que saben más de teatro que yo

me pueden apuntar algún que otro papel

más o menos alejado de la realidad.

 

E incluso si nuestra obra es de las sencillas de cole,

seguro que no necesita mucho atrezzo,

pero si jugamos en las grandes ligas,

todo se complica un poco.


Y necesitaremos desde carpinteros, diseñadores,

e incluso, en nuestra gira, deberemos llevar

algún que otro personal técnico sanitario.


Vamos a todo trapo, como dirían mis hijos.


Y cómo no, siempre detrás del escenario,

hay un gran equipo, que creo que he nombrado arriba,

pero vamos, ¡que cortan unos trajes estupendos!


Pues bien, después de describiros la escena,

he de decir que me gustaría

que grandes y pequeños

veamos esta descripción

como la de nuestra propia vida.


Y es que así somos,

hemos venido con un pan bajo el brazo,

y con un libreto en la mochila.


Y aunque las pautas están marcadas en el papel,

nos toca darle entonación, ponerle sentimiento,

vamos ponerle un poco de chispa a esta insípida obra,

si es que hemos decidido vivirla así.


Pero voy un poco más allá,

para todos aquellos aguafiestas,

 que nos recuerdan que ya no tenemos nada que hacer,

que todo está escrito.


Pues bien, si que llevan razón,

hay algo escrito,

y es el final,

eso es todo lo que está escrito.


Puesto que,

aunque muchos nos quieran hacer ver

que esto ya está más que trillado,

a mí me gustaría compartir una sensación,

que no sé si te pasará también a ti, querid@.


El que mi guion está en blanco,

porque yo soy el que voy marcando negro sobre blanco

cómo quiero actuar en esta vida.


El guion viene diseñado desde los despachos

y desde la imaginación del que se dedicó a escribirlo,

y escribe lo que se imaginó que sería lo mejor para nosotros.


Pero nosotros somos muy libres de elegir cómo interpretar ese papel.


Pero es que además en el teatro de la vida

nadie nos ha dicho que también se puede cambiar de papel,

y aunque el guion sigue siendo el mismo,

si uno elige ser el protagonista,

o en un momento dado sentarse en el banquillo

también se puede.


 Las únicas letras de todos los guiones

que si que no se pueden borrar

son las de THE END,


y los subsiguientes aplausos

que todos esperamos recibir

cuando todo esto termine.


No me gustaría terminar

sin animar a todos un poquito, a cambiar de lugar,

 a dejar de ser lo que hasta ahora hemos venido siendo,

o más bien, a tomarnos un respiro

con aquel papel que tanto nos agobia en este momento.


Sentarnos a distancia del escenario,

o vernos desde el palco,

pues también los hay,

y nos lo merecemos,

y mirar la película de nuestra vida,

como eso… como lo que es,

un tremendo Circo,

donde hemos venido a jugar,

aunque a veces nos toque estar en el banquillo.

Por cierto, no vale echar balones fuera.


GRACIAS POR COMPARTIR

 @julianreligion


3 comentarios:

E.Y.A. dijo...

Hola, Julián.
Me ha encantado.
he de decirte que quiero aprender muchas de las cosas de las que hablas. A veces quisiera cambiar mi papel, pero me cuesta. A veces quisiera verlo incluso desde fuera, pero también me cuesta.
Gracias por este precioso texto. Me ha encantado.

También disfruté del teatro hace muchos años, y lo disfuté tanto...

Un abrazo infinito.

Anónimo dijo...

A veces cuesta tanto cambiar de lugar que nos parece que sí, que todo está ya trazado de antemano y no podemos salirnos del papel...

Marta dijo...

Precioso texto Julián. Lleno de sabiduría. Eres un gran maestro, dentro y fuera de clase. Aprendo tanto leyéndote, que hasta me sorprendo a veces. Que cierto es, que esta vida no es más que el escenario en el que nos tenemos que mover todos los días. Cada nuevo amanecer, nos depara la posibilidad de un nuevo personaje, de una nueva vivencia, de una nueva aventura. Habrá días en las que esa aventura que nos toque vivir estará llena de sonrisas y de felicidad y nos sentiremos tan plenos que creeremos que nadie puede arrebatarnos ese papel de protagonistas subidos al escenario. Pero habrá otros días, donde la obra sea triste, donde solo haya lagrimas y dolor y donde queramos pasar más que desapercibidos. Aún así, en esta obra de la vida nada está escrito. Tenemos miedos que nos impiden avanzar. Lo vamos posponiendo todo, para "algún día", desconociendo si ese algún día será real o simplemente un espejismo que nos sirva de consuelo.

Hace poco leyendo un poema de Borges, me di cuenta de que la vida pasa y que al final en esta obra llamada vida los protagonistas somos nosotros , pero ¿ cuantas veces dejamos pasar la vida , sin ser nosotros los que pasamos por ella? ¿ Cuantos arrepentimientos vanos? ¿ Cuantos si yo hubiera hecho o dicho o viceversa? y ¿ porque no nos planteamos que tenemos la suerte de ver amanecer, que la vida nos da un día más para ser los protagonistas y que deberíamos vivir sin miedos, sin complejos,sin sufrimientos inútiles, sin hacer de una tonteria una montaña? ¿ Cuanto nos va a costar aprender esto? ¿ o tendrá que bajarse el telón para darnos cuenta de cuantos actos de nuestra vida, no tuvieron sentido, por culpa solamente de nosotros mismos?

Shakespeare hizo la pregunta clave en Hamlet ¿ ser o no ser? Quizás debamos ser, lo que nunca nos atrevimos a ser y hacer de nosotros ese personaje que por encima de todo sepa ser feliz y hacer felices a los demás antes de que caiga el telón y oigamos los aplausos.
Marta