viernes, 18 de octubre de 2019

SoRPReSaS Te Da La ViDa.






Ayer al despertar pensé que seria otro día como el anterior, que me dolería todo el cuerpo debido a un catarro que nadie sabe de dónde a venido, y que se debe a que mis defensas están muy bajas y cazan al vuelo todo aquello que no deben cazar.

Como otros muchos días, tenía cita en el hospital a si que allí me fui. Al ir buscando mi consulta por el pasillo, vi de reojo una figura vestida de negro, con la cabeza gacha, mirando ensimismado su ordenador. Dí un paso hacia delante para continuar mi camino, pero entonces me percaté de que el perfil y el flequillo de aquel sacerdote, me era muy conocido. Inmediatamente sonreí y pensé que no podía ser él. Retrocedí un paso y de broma le dije, --Buenos días padre, ¿cómo está usted? El cura en cuestión, se volvió hacia mí y con una amplia sonrisa me dio dos enormes besos.


El día que había amanecido anodino, se convirtió de éste modo en un día especial, lleno de luz y de color, al aparecer de manera improvisada uno de mis más antiguos amigos. Veinticinco años después sigue conservando un sentido del humor voraz, que no deja títere con cabeza, incluyendo a él mismo. Nunca he conocido a nadie que se ría tanto de su propia persona.

Pasamos la mañana juntos, entre broma y broma esperando que nos llamaran para pasar a nuestras respectivas consultas. Una vez terminadas nuestras tareas hospitalarias, nos fuimos agarrados del  brazo a tomar un café. Nos reímos muchísimo contándonos nuestras múltiples dolencias, me enseñó algunos de sus últimos dibujos y nos intercambiamos una receta de lentejas. Es imposible estar con él y permanecer serio o negativo, y a pesar de ocupar un alto cargo dentro de la Iglesia, sigue siendo tan sencillo y cercano como cuando nos conocimos comenzando los estudios.

Le conté que próximamente volverán a operarme, y me dijo me iban que me iban a dejar "divina de la muerte", mucho más de lo que la estaba.

Por eso, nunca deis por sentado, que el día de hoy no puede sorprenderos, porque probablemente os equivoquéis.

Felices y numerosas equivocaciones.


                                                                          Paula Cruz Gutiérrez.


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