martes, 24 de abril de 2018

Dónde MIs Pasos Me LLeven.


Hoy mis pasos comienzan caminar hacia otro lado. Iré donde mis pies me lleven y mi alma me aconseje.

Después de 25 ciclos oncológicos mis tratamientos se terminan.

Ahora  mis trayectos dejarán de ser de 21 días, para convertirse en lo largos o cortos que yo desee. Sin prisas, porque ya no existen plazos que cumplir.

Acaba una etapa larga de 21 meses, cuando en realidad, los médicos sólo me daban 3.

Se dice que cuando uno es consciente de lo que es y de lo que quiere y comienza a utilizar su mente como medicina, para poder recuperarse ha de empeorar antes.



Partí de una situación tan nefasta y empeoré tanto que morí. 




Decidí que para poder seguir caminando juntos, mi cuerpo debía librarse de todo aquello que nos producía dolor. Tomé la decisión de abandonarlo, con la idea de volver cuando él se hubiese desecho de todo aquello que nos contaminaba y nos impedía avanzar. Afortunadamente, sólo tardó un día en librarse de todo lo malo y el equipo médico mientras tanto decidió esperar, desconozco el motivo por el cual decidieron no desconectarme y esperar.



Y gracias a las cientos de personas en todo el mundo que pidieron al universo que me curara, que rezaron por mí, que me pusieron velas y que me hicieron reiki a distancia. 

Fue tan grande bola de energía enviada, que me levantó hacia arriba de nuevo. Quiero recordar a una pobre monja de Costa Rica que al intentar hacerme reiki se asustó, porque yo era la luz más grande y más brillante que nunca había visto y se aterró. Pero aun así, tuvo el valor de volver e intentarlo de nuevo para ayudarme.

Somos mente y energía, nunca lo olvidéis.


Y entonces una vez mi cuerpo limpio y llena de energía renovada, volví y los médicos dijeron que había resucitado. 


A mi vuelta, mi mundo había desaparecido bajo un enorme terremoto  que lo había arrasado todo.  Y desde ese punto de no retorno, sin ni tan siquiera fuerzas ni cimientos, tuve que empezar de nuevo, a hilarme una vida nueva. Ni mejor ni peor, sencillamente distinta a la que tenía. 

¿Cómo pueden pretender algunas personas, que piense y actúe como antes?.

Aquella Paula se fue para no volver y quedó bien enterrada entre los escombros del pasado.  Ahora hay otra persona que sabe bien lo que es perder y ganar, que sabe bien lo que  es esforzarse para alcanzar su meta. Que no le tiene miedo a nada ni a nadie. Que cree firmemente que si de verdad sentimos y deseamos algo, podemos conseguir todo lo que nos propongamos. No existen los ni límites ni las metas.

Al levantarme del sillón e ir a coger mi bolso después de acabar el ciclo, me ha ocurrido algo muy especial. Allí de pié en la pequeña sala donde tantas horas he pasado, de repente, me ha invadido una sensación inmensa de gratitud. Ha sido tan fuerte, que he tenido la sensación de flotar girando sobre mi propio eje. En ese momento, he recogido todo el amor que he sido capaz y se le he ofrecido en forma de agradecimiento  a la sala y a sus compañeras, todas partícipes por igual de mis tratamientos. Con todo mi amor le he dado las gracias y me he despedido de ella para siempre, porque sé, que nunca volveré a necesitarla.

A partir de ahora, tan sólo volveré al hospital a las revisiones y a saludar a esos dos grandes equipos de la UCI y de  la UCO a los que nunca seré capaz de darles suficientemente las gracias por haber confiado en mí, aun en los peores momentos.

Hoy todos me han felicitado y se han despedido de mí con besos y abrazos.

Termina un camino y comienza otro con destino... a la VIDA.

Espero que todos me acompañéis.

Un millón de besos.


                                                                         Paula Cruz Gutiérrez.









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