sábado, 7 de abril de 2018

Mil Flores, Mil.


La primavera es la estación del año que más me gusta. La naturaleza despierta y con su despertar nos regala mil colores y olores. Florecen los campos y los árboles y todo se inunda de color y con ellos.


Las flores de almendro, las lilas y las mimosas, son sin duda, mis preferidas.

En compañía de esas las flores espero florecer yo, esperando que su colorido y su aroma impregnen mi interior.

Muchas personas cuando me ven, me dicen que me encuentran muy bien y que estoy muy guapa. Es cierto, mi aspecto exterior es muy bueno, a pesar de todo lo que me ha ocurrido y de todo lo que he tenido que superar. Una maratón lleno de obstáculos, todos de diferentes modelos y tamaños.

He aprendido a dar las gracias por todo lo que soy y todo lo que tengo y sobre todo, por todo lo bien que me he recuperado.

Pero una cosa es el aspecto físico y otra el interior, las secuelas que me han quedado y la gran cantidad de cosas que no puedo hacer y que probablemente nunca podré volver a realizar.

Lejos quedaron los días en los que era una persona independiente.

Que iba y venía, que conducía a mil por hora, que llevaba mil cosas entre manos y hasta me ¡vestía y duchaba sola! ¡Qué barbaridad!.

Pero muy estoy contenta, porque  la  enfermedad se ha llevado muchas cosas, pero me a traído otras. Estoy aprendiendo a hacer muchas cosas nuevas que nunca había pensado  hacer, porque nunca me lo había planteado o sencillamente, porque no lo había necesitado. 

Ahora mi vida es otra, diferente, pero no peor que la anterior y han llegado muchos cambios. Cambios positivos que han traído diversidad, nuevas ideas,  nuevos proyectos y nuevas ilusiones. 

No dejéis pasar la oportunidad de aprender cosas nuevas aunque las circunstancias sean adversas y el mundo parezca venirse abajo.



                                                                         Paula Cruz Gutiérrez.




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