lunes, 11 de junio de 2018

Y Pensar Y Pensar.




Cuando el ser humano tiene algo entre manos, ya sean quehaceres o un problema, tiende a pensar demasiado en ello. Suele darle mil y una vueltas a la cabeza intentando encontrar la mejor solución

En muchas ocasiones, ese tanto pensar, nos lleva a un estado emocional complicado, lleno de nervios, de pensamientos negativos, de falta de sueño y desembocamos en un callejón sin salida, del que nos cuesta salir más que del propio problema.

Por ello, es importante intentar distanciarnos todo lo que podamos de la situación, para poder verla desde otra perspectiva más clara.

En algunas ocasiones, la solución la tenemos frente a nosotros, pero no la vemos porque no nos detenemos a mirar. Cuando digo "mirar" me refiero a ver dentro de nosotros. A dejarnos llevar y sentir lo que realmente queremos y que nuestro interior muchas veces nos grita, pero en pocas ocasiones le hacemos caso. Nos han enseñado a ser racionales, alegando que ser sentimentales era cosa de débiles. 

Pero no es síntoma de debilidad, sino de fortaleza, el aceptar que cuando tenemos "algo" serio que resolver y no sabemos o no encontramos la solución, lo más adecuado es aceptarlo y dejar que se resuelva solo. Muchas veces, al soltar "el problema", en el momento más inesperado nos llega esa solución tan esperada.

Y sé que muchos estaréis pensando ¿cómo voy a hacer eso? ¿cómo me olvido de este problema que me quita el sueño?.

No es cuestión de olvidar, sino de dejarlo apartado durante un período prudente de tiempo, confiando que el universo nos enviará la respuesta. Respuesta que a veces llega a través de un sueño o de "algo" que oímos y que nos hace reflexionar.


                                                                         Paula Cruz Gutiérrez.



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