sábado, 6 de enero de 2018

Hoy


Hoy ha amanecido el cielo encapotado y gris, el típico día de invierno en el que te apetece quedarte en el sofá y contemplar el frío y la lluvia a través de los cristales.

Hoy día de Reyes hace un año que me desperté de la sedación. 

Hoy cumplo un año desde que conseguir salvar lo insalvable. Sin duda alguna, el mejor regalo de Reyes. Aunque los Reyes Mayos habían pasado el día anterior por el hospital y me habían dejado de regalo una manta.

Tras varios intentos fallidos por retirarme el tubo del respirador e intentar despertarme, el día 6 de enero lo conseguí. Aunque he de reconocer que después estuve más de una semana en la que mi lucidez desaparecía y a ratos volvía a  mi mundo imaginario en el que había estado durante el período de sedación.

Estando ya despierta intentaron retirarme el oxígeno, pero aún no estaba preparada y tuve una fuerte crisis de pánico, por lo que decidieron que al no estar preparada para respirar de forma autónoma, lo mejor era realizarme una traqueostomía. Ya no podía permanecer más tiempo entubada y ésta parecía ser la mejor solución. Yo me puse muy nerviosa ante aquella decisión, cualquier cosa menos aquella. Sobre mí planeaba la sombra de mi padre que estuvo durante doce años con la traqueostomía sin cerrar. No deseaba aquello para mí. Yo que sólo estaba medio lúcida no acababa de entender aquella decisión.

Nerviosa y alterada volví a entrar en quirófano y el disgusto aumentó cuando al despertar, me dí cuenta de que no podía hablar ya que el aire se me escapaba por el hueco de la garganta.

Sin hablar y sin poder moverme porque había perdido toda la masa muscular, el horizonte se me antojaba desolador.

Hay veces en las que uno se siente enjaulado, sin perspectivas de poder liberarse.


                                                                                                              Paula Cruz Gutiérrez.

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