viernes, 19 de enero de 2018

Un pH alcalino.


Javier y yo nos hemos conocido a través del blog, él vive en Argentina y yo en España pero la tecnología y el cáncer nos han unido. Me pidió que le contara qué había hecho yo con la alimentación y he escrito éste texto para explicarlo por encima.



Cuando yo tenía que restaurar un documento que estaba muy deteriorado, una de las primeras cosas que medía era su pH, si éste era bajo, quería decir que su pH era ácido, lo que implicaba una importante causa de deterioro. Para poder corregirlo y dejarlo cercano a 5 que es un pH neutro y asegura su durabilidad, debía someterlo a un tratamiento químico. 

Os pongo este ejemplo para que entendáis mejor lo que quiero explicaros a continuación.

En la década de los años treinta del siglo pasado, un científico obtuvo el Premio Novel por descubrir la causa del cáncer, que no era otra que la acidosis del organismo. Cuando un organismo se vuelve ácido debido a la alimentación, las células se quedan sin oxígeno, por ello algunas mueren y otras mutan para poder sobrevivir. Estas últimas son las que crean las enfermedades, entre ellas el cáncer. Y diréis entonces, ¿cómo podemos solucionarlo?.

La solución pasa por cambiar nuestros hábitos alimenticios y comer alimentos que tengan un pH alcalino superior a 8, que es lo contrario al ácido.

Son alimentos ácidos las carnes rojas, las grasas y los embutidos, las harinas refinadas y todos aquellos alimentos que hayan sido cocinados. 

Son alimentos alcalinos las frutas y verduras que nos comamos crudas y el zumo de limón.

No quiere decir que debamos hacernos vegetarianos si no lo deseamos, pero sí es un buen plan ser cuatro días a la semana vegetarianos y tres omnívoros.

Un menú equilibrado es comernos una buena ensalada, un plato cocinado y una fruta.

Una de las primeras cosas que hice cuando me diagnosticaron el cáncer fue cambiar ciertos alimentos por otros más saludables.

Nunca he sido muy carnívora, pero dejé de comer todo tipo de carnes rojas porque son muy ácidas, únicamente comía carnes blancas y si podían ser de origen ecológico mejor, porque las aves que venden actualmente contienen hormonas de crecimiento y a una persona sana no les afectan, pero a una persona enferma de cáncer es animar a las células a que crezcan más.

Dejé de comer harinas procesadas. Me compré una panificadora y hacemos el pan en casa con harina de trigo ecológica, le añadimos semillas o pasas para que esté más rico. Los panes industriales que venden ya en todas las tiendas, son altamente ácidos, además algunos de ellos han sido analizados y llevan hasta 30 componentes, cuando el pan lo único que lleva son cuatro: agua, harina, levadura y sal. Si no queréis hacer vuestro propio pan, al menos buscad uno que veáis que puede ser más sano, el pan que fabrica el panadero de vuestro pueblo siempre será más sano que el que venden congelado y recalentado.

Comencé también a tomarme cada mañana una cucharadita rasa de bicarbonato, está malísimo, pero es muy bueno para alcalinizar.

Las células cancerígenas se alimentan de azúcar, por lo que yo dejé de tomarla. Pasé a utilizar edulcorantes naturales, los sintéticos como la sacarina provienen del petróleo, con lo que todavía son peores. El problema del azúcar no es la poca cantidad que nos echamos al café, sino la gran cantidad de ella que contienen los alimentos que compramos y consumimos, como la comida precocinada, los tomates fritos, la bollería etc. Lo mejor es comer comida casera libre de azúcares. 

Otro dato a tener en cuenta es la cantidad de cocción de la pasta o de los arroces, cuanto más cocidos estén más glucosa contienen, por lo que alimentamos más a nuestras células tumorales.

Las bebidas refrescantes e isotónicas y los zumos envasados contienen gran cantidad de azúcar y es mejor evitarlos. El té verde es anticancerígeno, podéis sustituir el café por té. Yo después de la quimio como tenía que beber mucho líquido me mezclaba agua con infusiones para cambiarle el sabor. Como había días en los que el cuerpo no me permitía comer, opté por la opción de comer frutos secos.

Para controlarme la anemia, durante mi estancia en el hospital me trasfundieron más de diez bolsas de sangre, aún así cuando salí, llegué a casa con una fuerte anemia. Los médicos me recetaron unos comprimidos de hiero que debía tomarme, pero éstos comprimidos el cuerpo no los asimila bien y el hierro no llega adecuadamente. Entonces decidí comprarme un elixir del herbolario que contenía un hierro de fácil absorción junto con varias vitaminas. He tenido que beberme muchas botellas pero he conseguido eliminar la anemia y las vitaminas me han dado cierta energía cuando la necesitaba.

En mi dieta incluí semillas de chía y de sésamo que contienen omega-3. Comencé a cocinar con quinoa, las lentejas con quinoa tienen las mismas proteínas que si les echamos chorizo o jamón.

Otro importante anticancerígeno es la cúrcuma, yo me tomaba una cápsula al día y además he sustituido del colorante en las comidas por un poco de cúrcuma que al ser amarilla le da color. Tienen un sabor característico y a mucha gente no le gusta, pero en pequeña cantidad en las comidas da color y no sabor.

También he tomado todos los días graviola  y otras cápsulas de setas, para aumentar las defensas y conseguir llegar bien a todas las sesiones de quimio.

Conviene evitar los lácteos producidos con leche de vaca porque bajan las defensas. Podemos tomar alguna bebida de soja, avena u otras similares y comer quesos y yogures de oveja y cabra que están muy ricos.

Algo muy importante que me ha ayudado a aliviar un poco lo síntomas de la quimioterapia ha sido la acupuntura, durante varios meses estuve con ella y me ayudo bastante.

Estas son algunas de las cosas que he ido haciendo para ir invitando al cáncer a marcharse. Suelo decir que son como pequeñas zancadillas que le dificultan el camino a él y me lo allanan a mí.

Es probable que penséis que muchas de las cosas que digo no están demostradas, yo únicamente cuento lo que a mí me ha servido para vencer la enfermedad junto con la ayuda de los médicos.


                                                                     Paula Cruz Gutiérrez.






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