viernes, 26 de octubre de 2018

HaBLeMoS.

Ayer acudí de nuevo al hospital. Hace tiempo que dejé de ir a hablar con la psicooncóloga porque con la que había, no me entendía demasiado bien. Cuando pierdo la confianza en alguien me cuesta mucho recuperarla y la mayoría de las veces no lo hago. Han sido muchas las personas que han pasado por mi vida y no siempre he acabado bien con todas. Si bien es cierto, que a día de hoy aunque me hicieran mucho daño, no las quiero, pero tampoco les deseo nada malo. De todo se aprende y cada uno ha de seguir su camino. 

Durante éstos dos últimos años mi ocupación principal ha sido curarme. Ahora que el cáncer ha desaparecido he de seguir recuperándome de las fuertes secuelas que me ha dejado y al mismo tiempo pensar en qué reciclarme. 

Obviamente mi estado físico no me permite hacer demasiadas filigranas, de momento me he inscrito en el centro cultural a clases de yoga y a un taller de escritura literaria. 

Pero necesitaba hablar con alguien para que me ayude a expulsar a todos esos fantasmas que me acechan y me intranquilizan. Indudablemente lo peor ya pasó y como suele decirse lo mejor está por llegar, por eso deseo tener la mente lo suficientemente clara para poder escuchar las señales del camino.

Comienzo un nuevo ciclo, en otra ciudad y buscando otras motivaciones que me llenen y me hagan feliz. En mi ánimo está buscar la forma de ayudar a otros enfermos, no sé si adultos o niños. Esta es una de las decisiones que he de tomar, porque sin duda el discurso será muy diferente.

Y sé que lo importante no es el lugar dónde te encuentres, sino cómo afrontes todo aquello que te toque vivir.

Aquietad vuestro interior y sed felices.


                                                                       Paula Cruz Gutiérrez.

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